Pongamos un poquito de contexto; Whiplash -la segunda película de Damien Chazelle- es mi película favorita y me parece un diamante que, aunque pequeño, sigue siendo brillante. Siempre he sentido que es una clase de cómo hacer cine, de cómo producir emociones y, si bien no es perfecta, me parece que los defectos no logran opacar aquella película. Así que cuando me enteré de La La Land, la emoción llegó con apenas una pega: Musical.
Sí, Whiplash giraba en torno a la música, pero no encajaba en el género propiamente. Y el último musical que había visto era "Into the woods", que se excedía en el uso de canciones y me hizo odiarla bastante. Así que estaba un poquito temeroso con el nuevo film, pero aún tenía que esperar para verla. Y vaya que la espera duró; el primer teaser salió a mediados de 2016 y la película se estrenó en México hasta febrero (Con un preestreno que la hizo salir un par de semanas antes en algunos cines).
Un par de días antes de ir a verla, vi Singing in the rain y me hizo recobrar la fe en los musicales. Y aunque me gustó mucho y me hizo sentir que estaba viendo algo único, nada me podría haber preparado para lo que trajo consigo La La Land.
Rara vez hay una película que desde la secuencia de inicio asombre y aquí se consigue de una manera natural, que le da tono a la película y sirve de aperitivo para lo que estamos a punto de ver.
¿Qué es lo que hace a La La Land una película tan especial? Es difícil decidirse por un sólo factor, pero lo primero en lo que pienso es en que, pese a ser un musical con cada letra de la palabra, no abusa de las canciones y cada vez que aparece una, se disfruta al máximo. Claro, la banda sonora es hechizante, repleta de momentos poderosos y que consiguen transmitir justo lo que la escena requiere, aparte de ser memorable y traernos a la cabeza las imagenes de la cinta cada vez que la escuchemos.
Si no fuera suficiente con que forma parte de un género que por norma general no me encanta, es una historia de amor y tampoco soy muy partidario de ellas porque la mayoría de las veces son repetitivas, predecibles y cursis. Pero en este caso, no es así. La La Land es una carta de amor a Los Ángeles, al jazz, al arte y al amor mismo. Nunca sobrepasa la línea que separa a lo romántico (no como movimiento literario, no mamen) de lo cursi, por lo que consigue ser una película que realmente llega al corazón del espectador y no sólo una porquería cursi creada para que las personas más sensibles digan "awww" (Te estoy viendo a ti, The Notebook hija de tu perra madre).
Es precisamente esto lo que, a mi parecer, la hacen una película tan especial: Los sentimientos que produce. Y es que técnicamente es muy buena; la música es espectacular, la cámara nos deja con postales hermosas, las actuaciones son realmente geniales y los aspectos de maquillaje, vestuario y locaciones son cumplidores cuanto menos, pero aunque todo ello tiene momentos para lucirse por separado, La La Land es más que la suma de sus partes. Cuando juntamos cada elemento, tenemos una obra que nos habla de sentimientos, de amor.
La mayoría de las películas se componen de personajes protagonistas y secundarios, pero aquí apenas y podríamos considerar a un personaje como secundario recurrente (El que interpreta John Legend, y tampoco es que aparezca en más de diez o quince minutos como mucho). Aquí está claro que la historia se centra en Mia y Sebastian (Stone y Gosling), por lo que no hace falta incluir a un mayor número de personajes salvo en situaciones muy específicas y que no volverán a aparecer. Y aunque se puede argumentar que la química entre Emma y Ryan no es igual de efectiva aquí que en "Stupid crazy love" -no he visto dicha película y no puedo opinar sobre ello-, es imposible negar que podemos identificarnos con lo que ellos sienten, porque es algo que todos hemos experimentado en algún momento de nuestra vida.
Es por ello que hasta las personas que comunmente desean que los personajes principales estén separados sólo para romper lo predecible de las películas de amor, en este caso realmente desean verlos juntos, porque se identifican con cualquiera de las dos partes. Y la película lo sabe, por lo que cuando (SPOILERS A PARTIR DE PINCHES AQUÍ, SI NO LA HAS VISTO VETE Y ESPERA A QUE SALGA, MALDITA SEA) llegamos al acto final... Duele. Y duele como el puto demonio.
Chazelle toma una decisión muy inteligente al dar un salto temporal muy amplio después de que vemos como Mia y Sebastian empiezan a mejorar en su relación sentimental y a avanzar en la búsqueda de sus sueños. Lo último que sabemos de ellos es que todo empieza a mejorar y cuando la trama se sitúa unos años después (Creo recordar que siete, pero no estoy seguro), nosotros seguimos con la idea de verlos juntos, la alegría nos recorre y... Luego todo se rompe dentro de nosotros. Cuando vemos que Mia está con alguien más y ya es mamá, no sabemos qué sentir: Vemos a un personaje con el que simpatizamos feliz, pero no como nosotros lo deseabamos. Y al entrar al bar de Sebastian, poco a poco la tristeza va en aumento.
Acompañada de una pieza llamada "Epilogue", tenemos una de las escenas más conmovedoras y desgarradoras: Un "Si hubieramos hecho las cosas bien". Cada escena de la película donde hubo un error de alguna de las dos partes, es revivida pero ahora todo ocurre de la mejor manera posible. La canción es un popurrí de todos los temas que escuchamos en el film y... Todo termina con la interpretación más deprimente de City of Stars, mientras los ojos de Mia se llenan de lágrimas y sabemos que Sebastian se encuentra igual de triste... No mentiré: Esta escena es la única que me ha hecho sacar lágrimas de verdad y cada vez que escucho Epilogue, vuelvo a hacerlo.
La maestría en esta escena radica en que no sabemos por qué se separaron: Desconocemos si fue Mia o Sebastian quien terminó con la relación o el motivo... Todo lo que sabemos es que dos personajes que deseabamos ver juntos no lo están. Esto evita que sintamos rencor hacia alguno de los dos por haber hecho las cosas mal... Sencillamente nos deprimimos. Por otra parte, el haberle dado este final la separa de la mayoría de películas románticas donde los protagonistas triunfan simplemente para tener contento al espectador. Aquí la película nos hace sentir y recordarnos que, aunque duela, la separación puede ser parte del amor.
W...why?
Aunque me dejo muchas cosas en el tintero, prefiero terminar aquí este breve análisis de una joya fílmica. La La Land, como la mayoría de obras que gozan de gran popularidad, empezó a tener detractores que la acusaban de no ser tan buena. Y aunque quizá sus once nominaciones al Oscar sí fueron excesivas (¿Mejor guión? ¿Neta?), no quita que la película haya sido excelsa. Perdió en la categoría de Mejor película (Personalmente pienso que sí tuvo mucho que ver el hecho de que Moonlight hablara de una problemática social más que de la calidad cinematográfica), pero ganó en Mejor director. Quizá la siguiente película de Damien Chazelle pueda ser la ganadora. Mientras esperamos que llegue, seguiré tarareando City of stars, bailando con A lovely night y llorando con Epilogue.