El problema del feminismo viene por partida doble: primero, es un concepto que, debido a su condición de lucha por justicia social, se convierte en un sacrilegio decir que se está en contra de algo considerado "feminista" (sin importar qué sea este "algo" abstracto). Segundo, el feminismo es un concepto muy amplio que ha tenido que dividirse en corrientes (feminismo radical, feminismo liberal, etcétera); en ocasiones, las ideas que apoyan estas agrupaciones se contradicen entre sí. Es por ello que pueden haber ideales totalmente contradictorios que aparezcan cobijados por el "feminismo" como un todo. Ante eso, es normal ver a personas que se consideran feministas mencionando que tal o cual idea "no es verdadero feminismo" por ser opuesta a lo que ha visto como feminista.
Toda esta introducción ha sido con el fin de explicar por qué yo no me considero "feminista", pese a apoyar la igualdad entre hombres y mujeres que sólo será rota por condiciones biológicas (la capacidad femenina de embarazarse, la capacidad masculina de producir semen, etcétera).
Una de estas ideas controversiales, apoyada por la rama radical y desaprobada por la liberal, es la de que el porno es machista. El conjunto liberal considera que no es así siempre que la mujer decida por sí misma realizar este trabajo, siendo una manera de liberación sexual y una muestra de control sobre su cuerpo. Los argumentos de la radical para considerar a la pornografía como algo machista pueden agruparse en tres:
- La pornografía está dirigida a un público masculino.
- La pornografía da una imagen distorsionada y poco realista de la sexualidad, mostrando especial dominación del hombre sobre la mujer, quien es sumisa y accede a cosas que en el sexo convencional no sucede.
- Debido a lo anterior, la pornografía hace que los hombres intenten llevar a la realidad estas prácticas agresivas.
La pornografía está dirigida a un público masculino
En efecto, cierto es que la pornografía suele estar dirigida a un público masculino. Ante esto, la pregunta sería el por qué es así y las estadísticas de Pornhub podrían ayudarnos a resolver la cuestión (las cifras serán sacadas siempre de ellas). A nivel global, el porcentaje de público femenino que tiene la página es de un 29%, contra un 71% masculino. Esto significa que el público masculino dobla en cantidad al femenino, por lo que resulta un sector más apetecible para las empresas dedicadas a estos vídeos, ya que les reportarán mayor ingreso económico.
La cuestión que se nos presenta ahora sería ¿Por qué hay más hombres viendo pornografía que mujeres? La primera respuesta nos lleva a un círculo vicioso: dado que ya hay un mayor sector masculino, las productoras realizan más material para ellos que para ellas, haciendo que muchas mujeres no se sientan conectadas con la pornografía y no la vean, provocando una disminución del público femenino y que este ciclo continúe. Si bien esta respuesta explica el por qué habría de perpetuarse esta diferencia, no explicaría el por qué comenzó; para encontrar esto, tenemos que ir más allá del porno y pensar en la educación sexual que cada género ha recibido.
Para sorpresa de absolutamente nadie, los hombres hemos gozado de una liberalidad sexual mayor que las mujeres desde hace muchísimos años y, pese a los esfuerzos por equilibrar esto, todavía no se ha conseguido por completo. Esto no sólo lleva a que el varón pueda tener varias parejas sexuales sin que sea mal visto (contrario a lo que sucede con las féminas), sino que la masturbación femenina aún permanece como un tabú para algunos sectores de la población, mientras que la masculina no posee tal nivel de prohibición. En ciertos grupos sociales no se le da la misma educación sexual a ambos géneros, sino que a la mujer se le enseña con cierta vergüenza, cosa que no sucede con el hombre.
Todo lo anterior desencadena en que haya un número amplio de mujeres que se sientan incómodas con su sexualidad y no la exploren por medio de la masturbación o la pornografía, mientras que en los hombres es poco común que se avergüencen por las mismas acciones.
La buena noticia es que este terrible desequilibrio ha ido haciéndose menor a través del tiempo. Del 2017 al 2018 hubo un incremento de 3% en el porcentaje de visitantes femeninas a Pornhub. Como en las estadísticas se indica -y citando/traduciendo a la doctora Laurie Betito, directora del Centro para el bienestar sexual de Pornhub-: "cada año vemos un incremento, el cual indica que las mujeres se sienten más y más cómodas explorando su sexualidad, eliminando la idea de que el porno es sólo para hombres ¡Un gran cambio comparado con hace unas décadas!".
Ahora, aunque son una minoría, existen productoras que se han estado dedicando a lo que podríamos denominar "porno para mujeres". Se caracteriza por ser un poco menos intenso, con más énfasis en alguna u otra práctica y mostrando un lado más romántico. Incluso es identificable a nivel visual, siendo más luminoso y brillante que la pornografía convencional, mientras la propia cámara es más estable y también enfoca de manera distinta. Ahora habría que ver si de verdad todas las mujeres buscan esa clase de pornografía, ya que las estadísticas dicen lo contrario... pero ya llegaremos a ello.
Me parece que esta es esa clase de productoras un poco más soft, aunque seguro hay cosas mucho más "para mujeres" ahí fuera.
La pornografía presenta una idea distorsionada del sexo
Efectivamente, el porno no es una muestra realista de la sexualidad humana y es imposible tratar de negarlo. La cosa es que tampoco pretende serlo ni debería de.
La pornografía busca un cometido muy particular: excitar al espectador. Salvo contenido muy específico, no hay intención de educar al público ni de ser un documental sexual. A modo de analogía, podemos presentar el cine convencional, que se vale de diversas estrategias para entretener a su audiencia; nadie se queja de que Tarantino muestre una violencia sumamente estilizada y que dista muchísimo de la realidad siempre que la cinta consiga su cometido: divertir. Claro, introducir o no elementos totalmente irreales dependerá del tono de la película y las reglas que la misma establezca en lo relativo a su universo; lo mismo sucede con la pornografía. No debe molestar a nadie que una producción de Brazzers muestre cuerpos y actos casi imposibles en la vida real porque esa es su intención, mostrar cosas imposibles que consigan excitar.
Incluso dentro de esta "pornografía para mujeres" no se busca representar el sexo de forma realista; quizá sea menos espectacular y excesivo que una producción de Naughty America, pero sigue sin apegarse a la realidad. Continuando con la analogía, la pornografía para mujeres sería como una película romántica promedio, mientras que el "porno para hombres" sería cualquier cinta de acción con explosiones y secuencias imposibles: ninguna es realista, solo la primera es un poco menos ficticia y apela a un público diferente.
Finalmente, tenemos la pornografía amateur, siendo la representación más cercana a la sexualidad promedio. La cámara seguro hará que las personas a cuadro cambien su actitud un poco con el fin de ser más atrayentes al público, pero sigue siendo la opción menos fantasiosa.
Ahora bien, pareciera que lo que molesta no es tanto este poco realismo presentado, sino la manera en la que se desarrolla: la sumisión de la mujer ante el hombre, la humillación, el porno BDSM (o su variante menos fuerte, el "hardcore" o "rough sex"). Son estas conductas y los actos que ello conlleva lo que realmente hace que el porno sea visto como algo machista... ¿Es así?
Welcome to the BDSM.
Lo primero es quitarnos de encima todas las variantes del porno que no pueden considerarse machistas por razones lógicas: porno gay, lésbico y trans. Centrémonos en el porno heterosexual (el convencional, todavía no entramos de lleno al BDSM): ¿De verdad se representan estas conductas? Sí. ¿En todo el porno? No. Comenzando con que, como hemos visto, hay ciertos vídeos que apelan al público femenino y que muestra una visión más "tierna" del sexo. Cierto, es una minoría, así que revisemos el resto.
El porno apela a las fantasías del visitante; algunas compañías buscan fantasías generales mientras que otras van por minoritarias. Dentro de las generales, existen algunas donde la mujer es la figura de autoridad (profesoras, por poner un ejemplo muy particular y para el que existe una subdivisión de Naughty America: My First Sex Teacher). Ahí, normalmente la mujer es de mayor edad que el hombre -con fines de la propia fantasía- y ella es quien domina. Nuevamente, vemos que ni siquiera en el porno convencional existe una regla que determine que el hombre sea el dominante pese a que haya muchos vídeos en lo que así suceda.
Ahora bien, dentro de toda la fantasía BDSM (para la que también hay productoras especializadas, siendo Kink la más famosa y ejemplo cúspide) que pareciera ser el punto máximo de toda la humillación y dominación en el porno tampoco vemos una dominación únicamente del hombre sobre la mujer. Hay un sector de la pornografía donde el hombre aparece como el sumiso, mientras que la fémina adopta el nombre de "dominatrix".
Está bien, ya vimos que hay una buena cantidad de porno en donde no hay una dominación del hombre hacia la mujer, pero no podemos negar que hay otro tanto donde sí y en ocasiones es sumamente notoria (como en el BDSM) ¿Este porno es machista? Pareciera que sí, pero tendríamos que analizar si una actitud humillante puede ser considerada como tal si es consensuada. Si estamos de acuerdo con ello, entonces toda fantasía BDSM sería misógina o misándrica (obviando las relaciones homosexuales, claro está). Si lo negamos, entonces no podríamos ver a estas fantasías como ofensivas siempre que sean aceptadas por todos sus participantes.
Para finalizar este punto, mencionaré que los roles de dominante y sumiso en lo sexual no tienen por qué dejar de existir ni van ligados con un género. En la vida social sí que deben eliminarse y dejar de ver al hombre como dominante, pero en el sexo no importa con qué rol se identifique uno, independientemente de si es hombre o mujer. Las mismas estadísticas de Pornhub nos muestran que categorías como "gangbang", "double penetration", "rough sex" o "hardcore" son vistas más por mujeres que por hombres:
Vaya, parece que el porno donde el hombre domina le gusta más a las mujeres que a los propios hombres.
La pornografía educa erróneamente al espectador
De nueva cuenta, la idea tiene razón a medias. Me recuerda a las veces en que se culpó a alguna obra (sea una película, un grupo musical o un videojuego) de haber incitado a la violencia: que si los perpetradores de la masacre de Columbine estaban perturbador por jugar al Doom, que si un loco asesinó a una persona y lo hizo cantando una canción de Metallica, etcétera. Si en verdad esas obras tuviesen la capacidad de incitar a las personas a cometer actos así de terribles, todos quienes hemos estado expuestos a ellas habríamos realizado actos similares y no es el caso: esas personas pudieron hallar un estímulo en esa obra, pero lo que les llevó a hacer tal o cuál cosa se debe a la persona y no al estímulo.
Lo mismo sucede en la pornografía: nadie que tenga algo de educación sexual creerá que un vídeo porno es un instructivo de cómo llevar a cabo el acto. Si hay tantas personas que de verdad lo ven de esa manera, se debe a la poca educación sexual que hay. En otras palabras, si queremos menos gente que crea que el porno es una muestra realista del sexo, se debe educar a esas personas y no intentar prohibirles el acceso a la pornografía. De esta manera, tendremos seres capaces de disfrutar lo exhuberante y ficticio de los vídeos sin que por ello vean a la sexualidad humana de esa manera.
Epílogo
Al pedir la opinión a mis conocidas sobre si el porno es machista o no, un par me comentaban algo que, si bien no hace que el porno sea machista, es de lejos lo más machista de todo lo que he visto (y me sorprende que haya sido un argumento leído con menor frecuencia que los anteriores): los casos de abuso sexual o violación a actrices porno.
Por un lado, están aquellos casos relacionados con personas de la industria, como el caso de Stoya -y otras tantas- acusando a James Deen. Por otro, los que directamente sucedieron en el set de grabación, como aquel que sufrió Nikki Benz a manos de Tony T. y Ramon Nomar. Si bien estos casos no hacen que el porno por sí mismo sea machista, son básicamente la expresión máxima de machismo (e hijoputez) posible. Lo peor de todo viene cuando ves que la opinión pública no defiende a estas víctimas por dedicarse a la pornografía, como si eso les quitase su condición de persona y la capacidad de decidir.
Cómo se puede ser tan mierda.
Nuevamente, de esto no se puede culpar al porno como concepto, sino a la industria detrás que, al final, está compuesta de personas con una educación detrás y una serie de ideas que son las que concluyen en situaciones tan horrendas como las de Stoya y Nikki Benz. Por mi parte, sigo apelando a enseñar la equidad y el respeto como conceptos base para ir exterminando esta serie de pensamientos nocivos.
Con esto doy por terminado el post. No considero al porno como algo machista de por sí dados los argumentos que antes he mencionado; lo que sí es que puede reflejar actitudes de una sociedad machista que debe ser cambiada (y me alegra ver que se está intentando, pues es el primer paso para que los cambios se den). Mi intención no es la de decir que el porno deba gustarle a todos sin importar su género, cada quién es libre de disfrutarlo o no y es totalmente respetable; sencillamente quería exponer las razones por las que no veo al porno como algo machista. Sin embargo, no estoy casado con esta idea y si tú quieres rebatir alguno de los puntos aquí mencionados, la sección de comentarios está para ello.
Sayonara, motherfuckers.