Hace algunos meses, la maestra de literatura nos dejó ver la adaptación teatral del cuento de Nikolai Gogol "Diario de un loco", que se presentaba en el Teatro Libanés. Fui junto a mi novia a aquel recinto de malas instalaciones en caso de terremoto (No tiene escaleras intermedias y son muchas butacas; te carga la verga si estás a la mitad), y pudimos ver la obra. Y la obra... Ay, misero de mí. Ay, infelice.
Al acabar, la profesora se acercó a preguntar que nos había parecido. Y le fui sincero: No me gustó. Me parecía que la forma de llevar la historia había estado mal, era confusa, con un severo problema de ritmo y una cantidad de subtramas enorme que entraban una vez y nunca aparecían de nuevo. Luego supe que era una adaptación (Mal realizada, lástima que no encuentro el reparto de esta versión) y que me convenía leer el texto original. Eso me hizo sentir mejor relativo a la obra en sí. Pero el problema es que hubo un momento entre los aplausos al acabar y la salida del teatro. Algo feo.
Por más que he buscado en google quién era el actor que interpretaba el personaje principal, no encuentro el nombre (Pero Mario Iván Martínez no es). El actor en aquel momento iba completamente a rape, cosa que se había visto en el último tramo de la presentación, dado que se retiró la peluca que había usado hasta entonces. Se veía muy delgado, cosa que ayudaba al aspecto demacrado que representaba en los minutos finales. Pero tras la escena de aplausos en la que se cierra el telón -Y la segunda ronda de claps, cuando salen los actores y hacen reverencias-, el actor nos mostró que era incapaz de cerrar la puta boca.
Cuando la obra acabó, creo que la mayoría de personas concordaron conmigo en que no había sido para tanto. Sí, se ganó unos cuántos aplausos, pero no que nos pusiéramos de pie ni hiciéramos de esta obra teatral una favorita personal. Esto cambió cuando el actor hizo de esta, una presentación con lágrimas, penurias y enfermedades digna del Teletón o de un concierto de La Trakalosa. No sé yo.
-Todos.
No soy una persona muy sentimental con cosas como esta, y supongo que por eso soy de los pocos que no fueron tocados en el corazón con la triste historia de nuestro actor principal, quien -según sus propias palabras- había representado esa obra hacía años, cuando le habían detectado cáncer linfoma (o algo así, no recuerdo el término específico) y había pensado que jamás interpretaría de nuevo a ese personaje. Y ahí lo teníamos, de pie y luchando, haciéndolo de nuevo frente a nosotros y... Bueno, ya luego no escuché, las lágrimas y los aplausos de todos a mi alrededor me impedían escucharlo. Aunque tampoco es que tuviera muchas ganas; había tenido suficiente con lo que había oído.
La gente se paró. Aplaudían, le ofrecían su apoyo al actor con lágrimas en los ojos... Sólo faltaba un sostén rosa volando hasta el escenario. Y no se lo merece.
El cáncer es un tema muy delicado, estoy conciente de ello. Y claro que el apoyo es necesario para que la lucha sea menos pesada. Pero usarla como recurso para conseguir aplausos, fanfarrias y brassieres es algo patético. Me parece lo más bajo que se puede caer y lo tenía frente a mí; llorando y convenciéndonos de que su vida era mierda y, sin embargo, seguía frente a nosotros y debíamos aplaudirle con las tetas porque estaba ahí, pese a tener cáncer. Pero no.
Si la obra me había dejado un sabor agridulce en la boca, por sus buenas ideas mal ejecutadas, este momento final lleno de patetismo me hizo salir con un poco de náuseas. Funcionó a la perfección, la mayoría de gente estaba conmovida hasta el llanto y eso incluso lo veo normal pero el haberlo dicho justo ahí, justo en ese momento fue una táctica sucia para conseguirse el aprecio del público. Y eso, me da asco.
Pero no tanto, porque después de ahí fui con mi novia a comer a un lugar llamado Pirates Burgers que AY, MADRE. PIRATES BURGERS SÍ, JODER, SÍ.
Pero no tanto, porque después de ahí fui con mi novia a comer a un lugar llamado Pirates Burgers que AY, MADRE. PIRATES BURGERS SÍ, JODER, SÍ.
Basicamente.
Hamburguesas con un precio accesible, donde el servicio es de primera (Y la forma de este hace que no haya problemas del "¡Te dije que sin mayonesa, hijo de perra!"), un cofre con cacahuates mientras esperas a tu plato principal y una variedad de ingredientes que hace que a partir de entonces odies a McDonald's y Burger King. ¡Y tiene piratas! ¿Qué más quieren? ¡PIRATAS!
(PD: No me pagaron por mamársela a este restaurante, lo hago de gratis)
(PD: No me pagaron por mamársela a este restaurante, lo hago de gratis)